lunes, 13 de noviembre de 2006

La historia de la mesa

Octubre de 2006. He comprado una mesa de animación, es decir, un cacharro con pinta de mesa normal, pero con un disco en medio con un cristal translucido y unos buloncitos donde encajar hojas y que no se muevan. ¿Y que vale esto? Pues dicen por ahí que solo el disco ese vale como 150 €.

¿Y por cuanto lo encontré?: pues en Internet una señora de Alcobendas vendía una por 100€. Y no una cualquiera. Era una mesa con leyenda, con historia propia, con un pasado glorioso… Era una de las mesas de los hermanos Moro, autores de la familia Telerín (“Vamos a la cama que hay que descansar…”) y de las mascotas de 1,2,3 entre otras cosas (la botilde, la calabaza, la Ruperta…). Unas eminencias en los 70, vamos.

Por lo visto esta señora, Corina, trabajó para ellos y cuando sus estudios no iban ya muy bien, a Santiago Moro no le quedó otra que regalarle la mesa, importada de Japón, en pago por su trabajo. 600€ valía entonces.

Sobre esta mesa trabajó Corina, hasta hace ya unos años que colgó el lápiz para trabajar en la televisión, donde sí se podría vivir algo mejor que de la animación.

Hoy llegó hasta mí gracias a la tecnología de la informática y del trueque con pinta de comercio electrónico.

Tras una pequeña reforma que consistió en una limpieza a fondo, y cambiarle la luz (cometido que solo se llevó por delante los plomos de mi casa una vez) la tengo ya funcionando otra vez.